En ese
editorial de 20/12/2016, ustedes asumen que hubo "supuesto fraude
electoral". No señores. Si leen bien claro el concepto del Consejo de
Estado, la información dada por Luis Carlos Vélez, la publicidad que hicieron
el Centro Democrático y las iglesias cristianas, es claro que hubo engaño
deliberado al elector. La defensa de la democracia no es un mero asunto de
decisión electoral, sino que es necesario respetar los órganos competentes de
la justicia, y, además, demanda una acción ética para ejercer el voto. Ustedes
están" garantizando" la democracia con "el todo vale", y,
tal como lo hizo uno de sus columnistas, argumentando que la "democracia
admite todo tipo de bajezas". La democracia no se puede construir con la
"posverdad", máximo si, como se creen ustedes, se es liberal.
RAMIRORESTREPO
miércoles, 21 de diciembre de 2016
Respuesta a Andrés Hoyos
Respuesta a Andrés Hoyos:
. Colombia lo que necesita es entrar en el camino de la modernidad, ser más ilustrados a la hora de definir para construir un mejor futuro. Muy bien, la piedra de Sísifo está cada vez más cerca del abismo, pero no es cuestión de suerte. Tal vez nos falte lo que Michio Kaku llama III nivel de conciencia, el que define al ser humano y se define por tener espacio e imaginar el futuro. Pero como vamos en dirección de seguir siendo dirigidos por uribismos y cristianismos-unidos-en vez de ilustración seguiremos por la senda del oscurantismo, y en vez de futuro seguiremos anclados, como país y como sociedad, en un mierdero disfuncional.
. Colombia lo que necesita es entrar en el camino de la modernidad, ser más ilustrados a la hora de definir para construir un mejor futuro. Muy bien, la piedra de Sísifo está cada vez más cerca del abismo, pero no es cuestión de suerte. Tal vez nos falte lo que Michio Kaku llama III nivel de conciencia, el que define al ser humano y se define por tener espacio e imaginar el futuro. Pero como vamos en dirección de seguir siendo dirigidos por uribismos y cristianismos-unidos-en vez de ilustración seguiremos por la senda del oscurantismo, y en vez de futuro seguiremos anclados, como país y como sociedad, en un mierdero disfuncional.
domingo, 18 de diciembre de 2016
Colombia es una mierda, valga reconocerlo, pero como las utopías se volvieron peores y nos desencantamos de muchos resultados, a nombre de la "izquierda" no se puede tapara el sol con los dedos. Así que si queremos sociedades mejores, es mejor no cerrar los ojos y estar prestos al análisis y no caer en el dogmatismo marxista del determinismo histórico.
-Cuba es el paraíso capitalista para los turistas y la miseria para el pueblo. Es falaz el argumento de que las necesidades básicas están satisfechas, cuba es un desastre en su sistema de salud (antihigiénico y sin medicinas), en su sistema de transporte público, en alumbrado callejero, en su dotación de artículos de primera necesidad y en la dotación de vivienda. Y no nos digan que es propaganda porque eso está muy bien documentado. ¿Se hace una “revolución socialista” para una economía de escasez o de abundancia? Algunos pretenden ser ascetas o faquires como vía espiritual, pero la gran mayoría de la humanidad prefiere ser epicúrea.-Cuba ya empezó a abrirle mercado a las grandes marcas - una humillación a su propio pueblo- y la vía que se ve como más factible es la del modelo chino. Como un buen guasón del bloque Soviético dijo: “El socialismo es la vía más larga para llegar al capitalismo” y además en esta caso como dice cada vez más la derecha en las democracias liberales ante la crisis que vive el capitalismo: “China es la prueba de que el capitalismo funciona mejor sin democracia”. Sombrío panorama si la mayoría temerosa opta por insistir en “orden y seguridad”. Pero habrá cínicos que insistirán en la revolución imposible, porque se aferran como los que sufren de disociación cognitiva a que el reformismo es antimarxista. Son los maximalistas, desbordados por la historia, de “revolución o nada”, consigna suicida. Y hasta dónde llega la irracionalidad por una idea: en octubre de 1962, el mundo estuvo a pocos minutos de enfrentarse a una guerra nuclear. Robert McNamara narra en sus memorias que, retirado de todo cargo oficial, visitó Cuba y en una reunión con Fidel Castro, este le dice que si el barco ruso que llevaba elementos militares a Cuba hubiera sido atacado por la flota americana, inmediatamente hubiera lanzado a Miami tres misiles nucleares, Washington y New York. El exgeneral le dice: “¿entiende comandante que la respuesta de los Estados Unidos hubiese sido tal que la isla hubiera desaparecido?”. Fidel responde que sí, pero que era el precio que estaba dispuesto a pagar para la continuidad del socialismo. ¿Se imaginan el horror de lo que hubiera seguido?-Y sí hablamos de Venezuela: La economía venezolana fracasó por una combinación explosiva: una estatización no acompañada de la disciplina del trabajo y una carencia ética para valorar los recursos públicos sin apropiarse de ellos. Chavistas y no chavistas hicieron del Estado una piñata para enriquecerse, primó el egoísmo individual por encima del bien público. Enriquecerse en la producción estatizada sin trabajar; como consecuencia una economía de pauperización. Como conclusión se puede plantear que el voluntarismo de quienes se creen iluminados para cumplir una función mesiánica no es condición necesaria y suficiente para construir una nueva sociedad y una nueva economía. Si la mayoría de la sociedad no interioriza un nuevo imaginario, el proyecto fracasa. Mira, en proyectos de beneficio comunitario un solo individuo egoísta que saque más beneficios que los demás, sin que se perjudique más que los otros, destruye el proyecto. •Conviene plantear que los actos heroicos o que ocasionan convulsiones suelen defenderse como medidas extremas, pero no podemos estar seguros de sus consecuencias que pueden ser nefastas para los inocentes, aunque sean realizados con la mayor presunción de virtud.
-Creo que me estoy volviendo pesimista, da más resultado porque uno no se sorprende de los sinsabores de la vida. Miren, yo creo que el mundo de Aldous Huxley ya lo estamos viviendo: una dictadura, una cárcel sin muros en la cual nadie sueña con evadirse. Un sistema de esclavitud donde gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos tienen el amor de su servilismo. La gente cree en imaginarios como que ser feliz depende de no ser viudo o gay o divorciado o ateo o que el paraíso se los produce un tipo como Donald Trump. Ya se imaginan ustedes como están de mal la mitad del pueblo norteamericano
-Creo que me estoy volviendo pesimista, da más resultado porque uno no se sorprende de los sinsabores de la vida. Miren, yo creo que el mundo de Aldous Huxley ya lo estamos viviendo: una dictadura, una cárcel sin muros en la cual nadie sueña con evadirse. Un sistema de esclavitud donde gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos tienen el amor de su servilismo. La gente cree en imaginarios como que ser feliz depende de no ser viudo o gay o divorciado o ateo o que el paraíso se los produce un tipo como Donald Trump. Ya se imaginan ustedes como están de mal la mitad del pueblo norteamericano
jueves, 15 de diciembre de 2016
El triunfo de donald trump
EL
TRIUNFO DE DONALD TRUMP Y LOS PELIGROS E ULUSIÓN DEL
NEOPROTECCIONISMO
RAMIRO
RESTREPO U.
EL TRIUNFO DE DONALD TRUMP
Ahora grandes analistas se
desbaratan el cerebro planteando que Trump ganó porqué logro sintonizarse con
el descontento de parte de los estadounidenses con la situación actual. Pero si
miramos más de cerca, resulta que ganó un bufón machista, xenófobo, racista,
beneficiado con el estatus quo económico que manejará a su favor, ganó fue el
conservador-no ningún revolucionario-apoyado por los hombres y mujeres blancos
racistas, machistas y conservadores, por algunos latinos que piensan que su
situación se desmejora si les entra competencia-ante la precaria generación de
empleo-por algunos negros bien “establecidos” y renegados. Sin olvidar que la
mayoría de los estadounidenses han elegido mayoría republicana en el congreso.
¿Cuál es la sorpresa, entonces? No es la primera vez que los gringos eligen un
déspota e idiota en la Casa Blanca. Para ejemplificarlo ahí están Ronald
Reagan, que impuso el modelo económico mundial-que tanto escozor causa ahora-,
Los Busch, Richard Nixon. Todos ellos los machos alfa del imperio
estadounidense, como lo es ahora Trump. No es el malestar contra el estatus
quo, es la estupidez que logró renovar en un electorado que quiere recuperar el
origen divino del imperio, sin importarle para nada los derechos modernos de
las minorías, ni la ética-así sea la puritana-, porque Trump es un inmoral
confeso-. Pero no la tiene nada fácil para lograr un gobierno funcional. Sobra
decir que, como adalid de la posverdad, el macho alfa está reculando en buena parte de lo prometido
durante la campaña. Él sabe que su programa puede causar un cataclismo económico mundial. Él
está entre tres corrientes en su campo: los fieles de vieja data, fanáticos del
nacionalismo crudo y de la supremacía blanca, los militantes tradicionales del
Partido Republicano, inclinados hacia el conservadurismo fiscal y social,
incluyendo a los radicales del Tea Party, y los
plutócratas, tan criticados por el candidato durante la campaña pero nombrados
ahora en puestos claves. (Hoyos, 2016)
,
Donald
Trump es el promesero que piensa ser capaz de
recuperar para los EEUU la grandeza industrial a partir de una política
proteccionista. Además, supo sintonizarse con el malestar producido en ciertos
sectores obreros por la aplicación del modelo económico neoliberal e identifican
el mal de los EEUU en los inmigrantes, en
los tratados de libre comercio y en la traición de los capitalistas
estadounidenses que exportaron sus capitales hacia países de bajos salarios.
Con esos argumentos llama Trump al regreso a un nacionalismo puro, a la
grandeza del imperio, a la recuperación de la industria mediante la protección
arancelaria y al control a la inmigración. Trump, como muchos otros “líderes”
nacionalistas vislumbra “el llamado de la tribu”, como designó Popper al
nacionalismo y sus consecuencias: xenofobia, racismo y encerramiento. Como
subraya Nancy Gibb: “la demagogia se alimenta de la desesperación”.
(elpais.es, diciembre 7/2016. Trump personaje del año.)
Trump aprovecha las fisuras de la globalización para
insistir en su nacionalismo torpe e imperial; una frase lo dice todo: “No hay
un himno mundial, ninguna moneda global, ningún certificado de ciudadanía
global. Juramos lealtad a una bandera y esa bandera es la de Estados Unidos”.
No le falta razón: Economía y finanzas están globalizadas pero no existe una
correspondencia institucional internacional. El orden vigente, fundamentado en soberanías y
Estados nacionales ya disfuncionales, están poniendo en jaque la compatibilidad
entre una democracia deforme y la globalización. Regresar es una
pretensión estúpida, pero los períodos de
transición cualitativos abren oportunidades. Se equivocan los que creen
que Trump está partiendo en dos la política estadounidense. Como lo indica Kile
Kondick de la Universidad de Virginia: “La lealtad de los partidos se mantiene
en EEUU. Si estas eran las elecciones del
desencanto, ¿a qué viene tanta lealtad del votante? Lo que sí quedó claro fue que se impuso “la
narrativa del nacionalismo blanco, una mezcla de derecha reaccionaria, de
derecha tradicional y de lo que no es siquiera derecha”.
En 1980, la victoria
de Ronald Reagan y Thacher reafirmaron en el planeta la globalización
financiera y comercial. Hoy, la victoria de Donald Trump puede conducir a un
redespliegue geopolítico cuya peligrosa característica es el “autoritarismo
identitario”. Un mundo se derrumba, pues, y da vértigo (Ignacio Ramonet. Le
Monde Diplomatic, diciembre, 2016)
Donald Trump montó todo una farsa para actuar como antiestablecimiento,
como antipolítico: el show de la mentira
patética y los decorados como parte del sostenimiento del poder. Y de lo que
quiere de Washington en el orbe. Que no se
crea que su llegada a la presidencia de
la superpotencia es “anormal” o
“sorpresiva”. O que se trata de un cambio de la política exterior
estadounidense. Aprovechó la “posverdad” y que la
información ya no tiene
relevancia, que informar de los hechos que verdaderamente acontecen, no tiene
ninguna utilidad real, para
cautivar una audiencia estúpida, con ansiedad de ser salvada de las desgracias
del mundo moderno o de recuperar una gloria en decadencia. Supo manejar la fórmula
del miedo, las emociones. Y la emoción
que más mueve a las masas, es la del miedo que es un principio básico de
psicología social que demuestra que las
personas son más fáciles de ser manipuladas a través del discurso del temor.
Trump logró llevar su idea a un ideal, y así generar un movimiento por medio de
su simplista lenguaje de miedo. Se enfocó en encontrarle enemigos de los trabajadores “genéticamente” estadounidenses. La presencia de los latinos ilegales como los principales
problemas de empleo; los chinos y los acuerdos comerciales como los causantes
del decrecimiento industrial; los musulmanes como la amenaza principal a la
seguridad interna y externa de EE.UU. El aumento de la
atomización de la sociedad hace que la gente se sienta impotente frente a
fuerzas que los aplastan. En ese clima no es difícil estimular miedos e
incitar el odio como lo ha hecho el
presidente electo. Como lo plantea el mismo Chomsky: en EEUU la guerra civil no
ha terminado. Nixon explotó estos viejos rencores y miedos. Los grupos racistas
y extremistas se alienaron en el Sur. Desde Reagan, tanto el Partido Demócrata
como el Republicano han girado hacia la derecha. Sus políticas están orientadas
a los más ricos y al poder corporativo. Si hubiera una sociedad democrática los impuestos a los
ricos serían mucho más altos. En Estados Unidos los impuestos son bajos si se
los compara con otros países, la infraestructura física están colapsando y
ciertos servicios sociales son malos. Miremos, por ejemplo, lo que plantea
Stiglitz, y que Trump no va a solucionar sino a empeorar: “E l sistema de
protección social estadounidense se
encuentra entre los peores de los países industriales avanzados. Sin embargo, a
medida que la recaudación fiscal ha disminuido, el sistema de protección
social…, se está desmoronando todavía más” (Stiglitz, 2015, p 366). La
“reagonomics”, porodujo, además otro
círculo vicioso: “Una elevada desigualdad conduce a una economía débil, y una
economía débil conduce a su vez a una mayor desigualdad” (ibid, p 366). Y es que Trump, con su estridencia antimexicana y su
terquedad en construir el muro en la frontera, con sus ataques al Islam; y con
su invitación a “hacer a América grande otra vez”, ha destapado la rabia
reprimida contra los inmigrantes, en ese país construido y desarrollado
precisamente por el trabajo de los
migrantes que hacen allá los oficios duros que los norteamericanos blancos no
quieren hacer.
Y en un país donde impera la libertad de andar armado y a
dispararla cuando alguien quiera sentirse alienado, es para sentir miedo.
! Y ¡qué terror el gabinete propuesto!:
James Mattis, para la cúspide del
Pentágono,tiene una doble cara que reflejan sus
apodos. Le llaman perro
furioso por su estrategia agresiva en el campo de batalla, y también
el monje guerrero por
su actitud reflexiva y bagaje intelectual.
Mike Pompeo, el candidato del presidente electo para
dirigir la agencia central de inteligencia estadounidense (CIA) llegó al
Congreso en 2010 con el apoyo del movimiento ultraconservador del Tea Party,
del que es miembro.
Mike Flynn, como consejero de Seguridad Nacional. Entre las coincidencias entre él y Donald Trump se destacan
tres: retórica islamófoba, afinidad con Rusia y rechazo visceral a Hillary
Clinton.
Jeff Sessions, candidato a Fiscal
general, su nominación a un
cargo de juez federal, en 1986, fue bloqueada por sus comentarios racistas.
Scott Pruitt, quien estará al
frente de Medioambiente, no cree en la contribución
del hombre al cambio climático y que ha dedicado los últimos años a bloquear en
los tribunales las regulaciones de Barack Obama para luchar contra el
calentamiento global.
Steven Mnuchin, un peso pesado de Wall Street como secretario
del Tesoro, ha avanzado que, compensará
rebaja de impuestos con disminución de subsidios para los ricos, con una reducción
importante para la clase media, lo que cambiará la reforma financiera de Obama.
Andrew Puzder , para la cartera de empleo, es un gran defensor de la desregulación laboral y crítico
a la reforma del seguro médico. El
empresario fue un ferviente opositor al alza del salario mínimo hasta los 15
dólares a nivel federal como están haciendo algunos estados y ciudades del
país.
Wilbur Ross, secretario de
Comercio, tiene una larga carrera como inversor
en activos en crisis que reestructura y vende, lo que le otorga la categoría de
tiburón desde el punto de vista de alguno, o de reformador de empresas en
crisis, desde el punto de vista de otros
Tom Price, propuesto como Secretario
de Sanidad para anular el legado de Obama, es opositor al aborto, y ha
propuesto alternativas concretas al llamado Obamacare: denuncia que interfiere
con la habilidad de tomar decisiones médicas y propone mantener un sistema de
ayudas fiscales para la compra de seguros.
Betsy DeVos , defensora de la escuela privada, la elegida por el presidente electo Donald Trump para
secretaria de Educación es una de las principales activistas para la
implantación de un modelo que da total libertad a los padres para decidir dónde
estudian sus niños.
ap
Ben Carson, Opuesto a programas sociales, quedaría a cargo de la política de vivienda.
Se ha erigido en los últimos años en una celebridad del universo
conservador con sus recetas en libros y eventos sobre la responsabilidad
individual, con críticas a los subsidios a minorías raciales.
EFE
McMahon, propuesta como directora de Administración de Pequeñas
Empresas, y su marido son los fundadores de
la empresa World Wrestling Entertainment (WWE), un exitoso negocio centrado en
la organización y divulgación de programas de lucha libre a escala global.
Con Rex Tillerson como Secretario de Estado,
director gerente del gigante petrolero ExxonMobil, "los estadounidenses
vuelven a tener un líder de clase mundial trabajando por ellos y la encarnación del sueño
norteamericano", señaló Trump en una nota oficial. Tillerson tendrá como prioridad la defensa "de los intereses
estadounidenses" y ayudar a "revertir años de
política externa equivocada que debilitaron la seguridad y la posición de
Estados Unidos en el mundo".
La perspectiva queda muy bien dibujado por Ochoa (Ochoa,
2016): “Todo un coro de tenores con las
botas bien puestas, todo un ejército de superhombres nada proclives a las
delicadezas afeminadas de la diplomacia o a las teorías que incitan al hipismo
de una ecología nerviosa. Donald Trump ha nombrado un gabinete para
revelar que ese pasado oscuro de la Casa Blanca en manos de un negro no fue
real, no fue un progreso del tiempo, y que el sueño Americano que tuvieron las
razas supremas del sur aplastadas por el funesto Lincoln, apenas empieza”.
Detengámonos en algunos aspectos relevantes para que
entendamos la victoria de Trump por fuera de la superficialidad del desencanto de
los perdedores relativos con el neoliberalismo:
Los votantes
a favor de Trump son los menos abiertos a la inmigración,
mientras que donde Clinton ganó son los
más abiertos y multiculturales. Trump tuvo mayoría en
las zonas rurales de Estados Unidos con mayor población blanca y los más
cerrados a la inmigración. Por género del electorado, se observa que la mayoría
de los que apoyaron a Trump fueron hombres (53%)-quienes elevaron en 5% con
relación a 2012-, la mayoría de mujeres apoyó a Clinton (54%). Los electores con diploma de High
School y estudios de College pero
sin graduarse, votaron en su mayoría por Trump, 51 y 52 % respectivamente, en
cambio aquellos graduados de College y posgrado votaron en su mayoría por
Clinton (49% y 58%). Es decir, aquellos con mayor nivel de educación, votaron de manera
evidente más por Clinton que por Trump. Esta diferencia tan abrupta no se
registraba desde las elecciones de 1980 que dieron como ganador a Ronald
Reagan. En el plano religioso, los evangélicos votaron masivamente por Trump
(81%). Este es otro factor que muestra
que en Estados Unidos el nacionalismo y la religión tienen fuerte arraigo en el
partido Republicano y que es un fenómeno de vieja data que se consolida.
En concreto, tal como
plantea Ranciere: “Trump anuda dos formas discursivas que son normalmente
antitéticas: por un lado se exhibe como un triunfador, un campeón, un hombre de
negocios que representa a la América de los que ganan contra la América de los
perdedores, y por otro apela a los excluidos, a los que han sido dejados de
lado por la clase política. Con esto genera una confluencia muy rara entre la
América triunfalista y la América de los que sufren. ¿Por qué sufren? ¿Sufren a
causa de los mexicanos, de los latinos, de los inmigrantes? Trump ha sabido
conjugar con mucha astucia las dos formas de la identidad americana” (Ranciere,
2016)
No fue la” economía,
estúpido”, lo que ganó las
elecciones . “No fue la voz dolorida de los sin voz”. No fue un
grito de rabia contra la desigualdad o la globalización. No fue el clamor de
los desposeídos. No fue una rebelión contra la élite.
“La victoria de Trump representó una rebelión contra la razón y la decencia.
Fue el triunfo del racismo, o de la misoginia, o de la estupidez—o de las tres
cosas a la vez. Fue la expresión del poco juicio y del pésimo gusto de 60
millones de estadounidenses, la enorme mayoría de ellos hombres y mujeres de piel
blanca que poseen casas, coches, armas de fuego y comen más que los ciudadanos
de cualquier otro país de la tierra. Se elimina la economía de la ecuación como
motor principal de la victoria de Trump; se colocan lo que los diarios
estadounidenses más delicados llaman “cuestiones culturales” en primer lugar.
La paranoia racial que Trump agitó fue el factor diferencial” (Carlin, 2016).
PELIGROS E ILUSIÓN
DEL NEOPROTECCIONISMO
Miremos algunos
elementos que nos ayudan a vislumbrar mejor el panorama ilusorio del
neoproteccionismo y del proyecto económico de Trump:
1.
El capital trasnacional no sólo busca
salarios bajos, busca fuerza de trabajo dócil, disciplinada, que es proporcionada por Estados sin
democracia o con caricatura de ella, ese es el caso de los países del este
asiático-que restringen o reprimen las reivindicaciones obreras-, grandes
atractores de capital internacional hacia industrias de alta composición de
fuerza de trabajo.
2.
El capitalismo desarrollado ha mutado
hacia el sector servicios, de baja composición de fuerza de trabajo y altamente
capacitada.
3.
Los mercados “nacionales” optaron por
los bajos precios.
4.
El proteccionismo bloquea las
exportaciones-al hacerlas más caras-. Si las industrias se pudieran recuperar,
carecerían de mercados.
El proteccionismo tuvo su validez
histórica en momentos en que se constituían los “Estados y la economías
nacionales”-auténticas burguesías nacionalistas-. Hoy es un imaginario, como la
existencia de los fantasmas. El encerramiento es una posibilidad, pero
recuperar un “esplendor” industrial con el neoproteccionismo es un anacronismo
de lunáticos como Trump o Le Pen y otros
caudillos europeos. El cambio tecnológico es
desbordante en todos los campos: Cirugía
realizada por robots, computadores inteligentes, carros sin conductor,
clonación genética, internet móvil de alta velocidad a granel, plataformas que
derriban viejos modelos de negocios ( Uber, Airbnb), y que con rapidez pueden ser sustituidas por otras, son apenas algunos
hitos de lo que está ocurriendo o está por venir.
En cuanto a la globalización: no hay nada que hacer: comercio, finanzas,
flujo de información, redes sociales, cadenas de suministro, multinacionales,”
cultura”, todo se ha vuelto indetenible.
Somos cada vez más interdependientes, y un resfriado en una economía se puede
volver una gripa pandémica mundial.
El gran problema radica en que no nos adaptamos con facilidad a la velocidad del cambio. Los políticos de la
demagogia redentorista empiezan a pulular justamente, con imágenes nostálgicas:
¡La industria nacional! ¡Cuando éramos, casi todos, blancos! Según Friedman (Gracias por llegar tarde,
2016), en 2020 el 65% de los puestos de trabajo requerirán de alguna formación
terciaria. Ya, hoy, el 47% están amenazados de ser sustituidos por computadores
inteligentes, no por los inmigrantes (Orduz, 2016).
La protección propuesta
por Trump tendría, además, efectos perversos sobre la economía mundial:
1.
Produce inflación en EEUU y obliga a la
FED a intervenir subiendo la tasa de interés.
2.
La inflación se transmite
internacionalmente mediante devaluaciones
y tasas de interés alcistas. La revaluación del dólar le haría perder a
EEUU mayor competitividad internacional; su balanza comercial se deterioraría
cada vez más.
3.
La combinación de las anteriores
conduciría a la recesión internacional.
Aunque es
tranquilizador la declaración de la reunión de los países del Asia-Pacifico de
evitar las devaluaciones competitivas. Quienes pierdan de vista esto, no
entienden tampoco que la
excesiva volatilidad y los movimientos desordenados en los tipos de cambio
pueden tener implicancias adversas para la economía y la estabilidad financiera.
Los neoproteccionistas no
entienden que la economía moderna está basada en el conocimiento, hoy más que
nunca, y que por muchas trabas que se le pongan a los libres mercados, la
flexibilización, el intercambio sin fronteras en línea las derrumba. La gran paradoja, para Marx, es que muchos
obreros, su clase redentorista, perdedores relativos del mundo global, en vez
de revolucionaria como lo pregonaba en El Discurso sobre el libre cambio, se le
convierta ahora en la base reaccionaria con tal de que mueran los inmigrantes,
los negros, los latinos y las mujeres, como propone Trump en EEUU. Quien quiera
ganar en la competencia, debe apuntarle
al futuro con nuevos sectores productivos con base en la física, la biología y
la informática. Los que añoran el pasado y quieren regresar a él vía la
protección industrial, perecerán en el intento. ¿Por qué si Marx fue quien
mejor entendió el mundo tecnológico, el desarrollo de las fuerzas productivas
del capitalismo, y el poder expansivo del mercado mundial, los seguidores de lo
que volvieron credo marxista, no han entendido el poder de la tecnología
moderna? La alternativa a las lacras
sociales del capitalismo globalizado no está en el encerramiento-en el
ultraconservador nacionalismo- que quieren recuperar ciertos líderes mundiales.
La
pregunta clave es: ¿qué puestos de trabajo pretende defender el proteccionismo,
si la producción va a depender cada vez más de algoritmos y el trabajador
manual es cada vez más inútil? La
producción dependerá en mayor medida de “humanos” supercalificados o de
“superhumanos” con inteligencia, pero sin conciencia (Harari, 2016). Según
Harari: “En el siglo XXI podemos asistir a una nueva clase de no trabajadores:
personas carentes de ningún valor
económico, político o incluso artístico, que no contribuyen en nada a la
prosperidad, al poder y a la gloria de la sociedad. Esta “clase inútil” no sólo
estará desempleada: será inempleable” (ibid, p 357). Pero eso ya no es
predicción, es lo que está ocurriendo, el desplazamiento de las labores
manuales por robots o por producción según algoritmos. Pero si lo anterior
fuera poco: “Decisiones tomadas por diseñadores de webs situados lejos del foco
de atención del público suponen que hoy en día internet es una zona libre y sin
ley que erosiona la soberanía del Estado, ignora las fronteras, deroga la
privacidad y plantea el que quizá sea el más formidable riesgo global de
seguridad” (ibid, p 407). La revolución digital
ocurre mientras el régimen político y las instituciones han permanecido
relativamente estáticos. Entre tanto internet genera profundos cambios
culturales y económicos que apenas son registrados en las normas. "La automatización de las fábricas ha diezmado
trabajos de manufactura tradicional, y la aparición de la inteligencia
artificial puede propagar la destrucción del trabajo dentro de las clases
medias" (Hawkin, 2016). Esa misma tecnología
acabará acelerando, según Hawking, la creciente desigualdad
económica, ya que Internet y otras plataformas hacen
posible que pequeños grupos de individuos reciban enormes ganancias,
mientras se generan pocos empleos. (Hawking, 2016. Estamos en el momento más
crítico de la historia de la humanidad. El Confidencial). "Vivimos en un
mundo de creciente desigualdad financiera, donde muchas personas pueden ver
desaparecer no solo su estatus social, sino la posibilidad de ganarse por
completo la vida. No resulta extraño, por tanto, que se esté buscando un nuevo
pacto, que es lo que Trump y el Brexit representan" (ibid).
Las consecuencias son las
que ya conocemos: migración de los pobres a las ciudades, a las barriadas, impulsados
por la esperanza de una vida mejor. Cuando encuentren que el Estos emigrantes,
a su vez, pondrán sobre la mesa nuevas demandas en forma de infraestructuras y
soluciones económicas y las crisis menguarán siempre la tolerancia y
alimentando aún más el nacionalismo político (ibid ). Eso
sí, los movimientos migratorios no parecen como solución: "Si las
comunidades y las economías no pueden hacer frente a los actuales niveles de
inmigración debemos hacer más para fomentar el desarrollo global, ya que es la
única manera de persuadir a los millones de emigrantes para que busquen su futuro
en casa"(ibid). “En las
grandes democracias las decisiones están siendo tomadas por una pequeña elite
económica. Su interés no es salvar a la especie. Su interés es la maximización
de sus beneficios” (Chomsky, 2016)
Trump lo que puede
hacer es acelerar un proteccionismo, hoy en vigencia, fiscal combinado con
amenazas arancelarias: "Estados
Unidos va a reducir claramente los impuestos y la reglamentación de las
empresas, pero una empresa que abandona nuestro país por otro país,
despide a sus empleados, construye una nueva fábrica o instalación en otro
país, SE EQUIVOCA! si piensa que luego venderá sus productos en Estados Unidos
sin ser castigada" y amenazó con instaurar una tasa de 35% sobre esas
importaciones como arma disuasoria. Sus resultados positivos para los
desfavorecidos por la globalización quedan por verse y presumimos que serán
adversos. Y la retaliación internacional no tardará en propagarse con
consecuencias negativas sobre el crecimiento global.
CONCLUSIÓN
La conclusión la dejamos en manos de un buen análisis de Barajas
(2016): “Si el nuevo presidente de los
Estados Unidos decide, a la hora de la verdad, tratar de hacer todo lo que ha
anunciado, en contravía de una globalización que en principio le resulta mucho
más favorable que a otros, no tardarán en hacerse presentes las contradicciones,
porque mal se puede ser al tiempo vanguardia y símbolo de un modelo y
desconocedor del mismo.
Y si los demás países significativos dentro de las discusiones
políticas, económicas, estratégicas, ambientales, culturales y religiosas del
mundo de hoy se aventuraran también, a la Trump, a sacar adelante por encima de
todo el interés nacional en su acepción más elemental, no solamente vendrían
confrontaciones perjudiciales de la armonía internacional sino que quedarían
muchos cabos sueltos a la hora de afrontar problemas específicos. Porque el
reloj de la historia dejó ya atrás la época en la que los Estados eran los
actores principales a la hora de tomar una u otra dirección. El escenario de
encuentro para la solución de problemas comunes, y aún para el cumplimiento de
obligaciones en procura del bien del conjunto de la humanidad, se vería
reducido. También se achicaría el espectro de acción de los organismos que
configuran una institucionalidad internacional que, aunque imperfecta, es
preferible al retorno a la ley del más fuerte, las alianzas perversas, y el
abandono de esos propósitos comunes que deben seguir siendo la simiente y el
fundamento de la paz”.
BBLIOGRAFÍA
Barajas S., Eduardo. El peligro
del “great again. Elespectador.com.co, 13/12/2016
Carlin, John. Declaración de
guerra a la estupidez. El Factor Humano,
14/11/2016
Gómez, Diana. Las razones del
triunfo de Doald Trump. El Mundo, 15/11/2016
Gutierrez, Ana. Entrevista a
Slavoj Zizek, elpais.es, 15/11/2016
Harari, Yuval Noah. Homo Deus.
Debate, 2016.
Hoyos, Andrés.
La ola goda II. Elespectador.com.co, 7/12/2016
Kukso, Federico.
Noam Chomsky: “En Estados Unidos la guerra civil aún no terminó”. Le Monde
Diplomatic, 15/11/2016
Ochoa, Juan
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