miércoles, 21 de diciembre de 2016

Respuesta al editorial del Espectador del 20/12/2016

En ese editorial de 20/12/2016, ustedes asumen que hubo "supuesto fraude electoral". No señores. Si leen bien claro el concepto del Consejo de Estado, la información dada por Luis Carlos Vélez, la publicidad que hicieron el Centro Democrático y las iglesias cristianas, es claro que hubo engaño deliberado al elector. La defensa de la democracia no es un mero asunto de decisión electoral, sino que es necesario respetar los órganos competentes de la justicia, y, además, demanda una acción ética para ejercer el voto. Ustedes están" garantizando" la democracia con "el todo vale", y, tal como lo hizo uno de sus columnistas, argumentando que la "democracia admite todo tipo de bajezas". La democracia no se puede construir con la "posverdad", máximo si, como se creen ustedes, se es liberal. 


Respuesta a Andrés Hoyos

Respuesta a Andrés Hoyos:
. Colombia lo que necesita es entrar en el camino de la modernidad, ser más ilustrados a la hora de definir para construir un mejor futuro. Muy bien, la piedra de Sísifo está cada vez más cerca del abismo, pero no es cuestión de suerte. Tal vez nos falte lo que Michio Kaku llama III nivel de conciencia, el que define al ser humano y se define por tener espacio e imaginar el futuro. Pero como vamos en dirección de seguir siendo dirigidos por uribismos y cristianismos-unidos-en vez de ilustración seguiremos por la senda del oscurantismo, y en vez de futuro seguiremos anclados, como país y como sociedad, en un mierdero disfuncional.
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domingo, 18 de diciembre de 2016

Colombia es una mierda, valga reconocerlo, pero como las utopías se volvieron peores y nos desencantamos de muchos resultados, a nombre de la "izquierda" no se puede tapara el sol con los dedos. Así que si queremos sociedades mejores, es mejor no cerrar los ojos y estar prestos al análisis y no caer en el dogmatismo marxista del determinismo histórico.
-Cuba es el paraíso capitalista para los turistas y la miseria para el pueblo. Es falaz el argumento de que las necesidades básicas están satisfechas, cuba es un desastre en su sistema de salud (antihigiénico y sin medicinas), en su sistema de transporte público, en alumbrado callejero, en su dotación de artículos de primera necesidad y en la dotación de vivienda. Y no nos digan que es propaganda porque eso está muy bien documentado. ¿Se hace una “revolución socialista” para una economía de escasez o de abundancia? Algunos pretenden ser ascetas o faquires como vía espiritual, pero la gran mayoría de la humanidad prefiere ser epicúrea.-Cuba ya empezó a abrirle mercado a las grandes marcas - una humillación a su propio pueblo- y la vía que se ve como más factible es la del modelo chino. Como un buen guasón del bloque Soviético dijo: “El socialismo es la vía más larga para llegar al capitalismo” y además en esta caso como dice cada vez más la derecha en las democracias liberales ante la crisis que vive el capitalismo: “China es la prueba de que el capitalismo funciona mejor sin democracia”. Sombrío panorama si la mayoría temerosa opta por insistir en “orden y seguridad”. Pero habrá cínicos que insistirán en la revolución imposible, porque se aferran como los que sufren de disociación cognitiva a que el reformismo es antimarxista. Son los maximalistas, desbordados por la historia, de “revolución o nada”, consigna suicida. Y hasta dónde llega la irracionalidad por una idea: en octubre de 1962, el mundo estuvo a pocos minutos de enfrentarse a una guerra nuclear. Robert McNamara narra en sus memorias que, retirado de todo cargo oficial, visitó Cuba y en una reunión con Fidel Castro, este le dice que si el barco ruso que llevaba elementos militares a Cuba hubiera sido atacado por la flota americana, inmediatamente hubiera lanzado a Miami tres misiles nucleares, Washington y New York. El exgeneral le dice: “¿entiende comandante que la respuesta de los Estados Unidos hubiese sido tal que la isla hubiera desaparecido?”. Fidel responde que sí, pero que era el precio que estaba dispuesto a pagar para la continuidad del socialismo. ¿Se imaginan el horror de lo que hubiera seguido?-Y sí hablamos de Venezuela: La economía venezolana fracasó por una combinación explosiva: una estatización no acompañada de la disciplina del trabajo y una carencia ética para valorar los recursos públicos sin apropiarse de ellos. Chavistas y no chavistas hicieron del Estado una piñata para enriquecerse, primó el egoísmo individual por encima del bien público. Enriquecerse en la producción estatizada sin trabajar; como consecuencia una economía de pauperización. Como conclusión se puede plantear que el voluntarismo de quienes se creen iluminados para cumplir una función mesiánica no es condición necesaria y suficiente para construir una nueva sociedad y una nueva economía. Si la mayoría de la sociedad no interioriza un nuevo imaginario, el proyecto fracasa. Mira, en proyectos de beneficio comunitario un solo individuo egoísta que saque más beneficios que los demás, sin que se perjudique más que los otros, destruye el proyecto. •Conviene plantear que los actos heroicos o que ocasionan convulsiones suelen defenderse como medidas extremas, pero no podemos estar seguros de sus consecuencias que pueden ser nefastas para los inocentes, aunque sean realizados con la mayor presunción de virtud.
-Creo que me estoy volviendo pesimista, da más resultado porque uno no se sorprende de los sinsabores de la vida. Miren, yo creo que el mundo de Aldous Huxley ya lo estamos viviendo: una dictadura, una cárcel sin muros en la cual nadie sueña con evadirse. Un sistema de esclavitud donde gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos tienen el amor de su servilismo. La gente cree en imaginarios como que ser feliz depende de no ser viudo o gay o divorciado o ateo o que el paraíso se los produce un tipo como Donald Trump. Ya se imaginan ustedes como están de mal la mitad del pueblo norteamericano
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Ramiro De Jesus Restrepo Uribe
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jueves, 15 de diciembre de 2016

El triunfo de donald trump

EL TRIUNFO DE DONALD TRUMP Y LOS PELIGROS E ULUSIÓN DEL
                        NEOPROTECCIONISMO
RAMIRO RESTREPO U.

EL TRIUNFO DE DONALD TRUMP

Ahora grandes analistas se desbaratan el cerebro planteando que Trump ganó porqué logro sintonizarse con el descontento de parte de los estadounidenses con la situación actual. Pero si miramos más de cerca, resulta que ganó un bufón machista, xenófobo, racista, beneficiado con el estatus quo económico que manejará a su favor, ganó fue el conservador-no ningún revolucionario-apoyado por los hombres y mujeres blancos racistas, machistas y conservadores, por algunos latinos que piensan que su situación se desmejora si les entra competencia-ante la precaria generación de empleo-por algunos negros bien “establecidos” y renegados. Sin olvidar que la mayoría de los estadounidenses han elegido mayoría republicana en el congreso. ¿Cuál es la sorpresa, entonces? No es la primera vez que los gringos eligen un déspota e idiota en la Casa Blanca. Para ejemplificarlo ahí están Ronald Reagan, que impuso el modelo económico mundial-que tanto escozor causa ahora-, Los Busch, Richard Nixon. Todos ellos los machos alfa del imperio estadounidense, como lo es ahora Trump. No es el malestar contra el estatus quo, es la estupidez que logró renovar en un electorado que quiere recuperar el origen divino del imperio, sin importarle para nada los derechos modernos de las minorías, ni la ética-así sea la puritana-, porque Trump es un inmoral confeso-. Pero no la  tiene nada fácil para lograr un gobierno funcional. Sobra decir que, como adalid de la posverdad, el macho alfa  está reculando en buena parte de lo prometido durante la campaña. Él sabe que su programa puede  causar un cataclismo económico mundial. Él está entre tres corrientes en su campo: los fieles de vieja data, fanáticos del nacionalismo crudo y de la supremacía blanca, los militantes tradicionales del Partido Republicano, inclinados hacia el conservadurismo fiscal y social, incluyendo a los  radicales del Tea Party, y los plutócratas, tan criticados por el candidato durante la campaña pero nombrados ahora en puestos claves. (Hoyos,  2016)
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Donald Trump es el promesero que piensa ser capaz de  recuperar para los EEUU la grandeza industrial a partir de una política proteccionista. Además, supo sintonizarse con el malestar producido en ciertos sectores obreros por la aplicación del modelo económico neoliberal e identifican el mal de los EEUU  en los inmigrantes, en los tratados de libre comercio y en la traición de los capitalistas estadounidenses que exportaron sus capitales hacia países de bajos salarios. Con esos argumentos llama Trump al regreso a un nacionalismo puro, a la grandeza del imperio, a la recuperación de la industria mediante la protección arancelaria y al control a la inmigración. Trump, como muchos otros “líderes” nacionalistas vislumbra “el llamado de la tribu”, como designó Popper al nacionalismo y sus consecuencias: xenofobia, racismo y encerramiento. Como subraya  Nancy Gibb: “la demagogia se alimenta de la desesperación”. (elpais.es, diciembre 7/2016. Trump personaje del año.)
Trump aprovecha las fisuras de la globalización para insistir en su nacionalismo torpe e imperial; una frase lo dice todo: “No hay un himno mundial, ninguna moneda global, ningún certificado de ciudadanía global. Juramos lealtad a una bandera y esa bandera es la de Estados Unidos”. No le falta razón: Economía y finanzas están globalizadas pero no existe una correspondencia institucional internacional. El orden  vigente, fundamentado en  soberanías y Estados nacionales ya disfuncionales, están poniendo en jaque la compatibilidad entre una democracia deforme y la globalización. Regresar es una pretensión estúpida, pero los períodos de  transición cualitativos abren oportunidades. Se equivocan los que creen que Trump está partiendo en dos la política estadounidense. Como lo indica Kile Kondick de la Universidad de Virginia: “La lealtad de los partidos se mantiene en EEUU. Si estas eran las elecciones del desencanto, ¿a qué viene tanta lealtad del votante?  Lo que sí quedó claro fue que se impuso “la narrativa del nacionalismo blanco, una mezcla de derecha reaccionaria, de derecha tradicional y de lo que no es siquiera derecha”.
En 1980, la victoria de Ronald Reagan y Thacher reafirmaron en el planeta la globalización financiera y comercial. Hoy, la victoria de Donald Trump puede conducir a un redespliegue geopolítico cuya peligrosa característica es el “autoritarismo identitario”. Un mundo se derrumba, pues, y da vértigo (Ignacio Ramonet. Le Monde Diplomatic, diciembre, 2016)
Donald Trump  montó todo una farsa para actuar como antiestablecimiento, como antipolítico: el show  de la  mentira patética y los decorados como parte del sostenimiento del poder. Y de lo que quiere de Washington en el orbe. Que no se crea que su llegada  a la presidencia de la superpotencia  es  “anormal” o “sorpresiva”. O que se trata de un cambio de la política exterior estadounidense. Aprovechó la “posverdad” y que la información ya no tiene relevancia, que informar de los hechos que verdaderamente acontecen, no tiene ninguna utilidad real, para cautivar una audiencia estúpida, con ansiedad de ser salvada de las desgracias del mundo moderno o de recuperar una gloria en decadencia. Supo manejar la fórmula del miedo,  las emociones. Y la emoción que más mueve a las masas, es la del miedo que es un principio básico de psicología social  que demuestra que las personas son más fáciles de ser manipuladas a través del discurso del temor. Trump logró llevar su idea a un ideal, y así generar un movimiento por medio de su simplista lenguaje de miedo. Se enfocó en  encontrarle enemigos de los trabajadores  “genéticamente” estadounidenses. La presencia de los latinos ilegales como los principales problemas de empleo; los chinos y los acuerdos comerciales como los causantes del decrecimiento industrial; los musulmanes como la amenaza principal a la seguridad interna y externa de EE.UU.  El aumento de la atomización de la sociedad  hace  que la gente se sienta impotente frente a fuerzas que los aplastan. En ese clima no es difícil estimular miedos e incitar  el odio como lo ha hecho el presidente electo. Como lo plantea el mismo Chomsky: en EEUU la guerra civil no ha terminado. Nixon explotó estos viejos rencores y miedos. Los grupos racistas y extremistas se alienaron en el Sur. Desde Reagan, tanto el Partido Demócrata como el Republicano han girado hacia la derecha. Sus políticas están orientadas a los más ricos y al poder corporativo. Si hubiera  una sociedad democrática los impuestos a los ricos serían mucho más altos. En Estados Unidos los impuestos son bajos si se los compara con otros países, la infraestructura física están colapsando y ciertos servicios sociales son malos. Miremos, por ejemplo, lo que plantea Stiglitz, y que Trump no va a solucionar sino a empeorar: “E l sistema de protección social estadounidense  se encuentra entre los peores de los países industriales avanzados. Sin embargo, a medida que la recaudación fiscal ha disminuido, el sistema de protección social…, se está desmoronando todavía más” (Stiglitz, 2015, p 366). La “reagonomics”, porodujo,  además otro círculo vicioso: “Una elevada desigualdad conduce a una economía débil, y una economía débil conduce a su vez a una mayor desigualdad” (ibid, p 366). Y es que Trump, con su estridencia antimexicana y su terquedad en construir el muro en la frontera, con sus ataques al Islam; y con su invitación a “hacer a América grande otra vez”, ha destapado la rabia reprimida contra los inmigrantes, en ese país construido y desarrollado precisamente por el trabajo  de los migrantes que hacen allá los oficios duros que los norteamericanos blancos no quieren hacer.
Y en un país donde impera la libertad de andar armado y a dispararla cuando alguien quiera sentirse alienado, es para sentir miedo.
! Y ¡qué terror el gabinete propuesto!:
James Mattis,  para la cúspide del Pentágono,tiene una doble cara que reflejan sus apodos. Le llaman perro furioso por su estrategia agresiva en el campo de batalla, y también el monje guerrero por su actitud reflexiva y bagaje intelectual. 
Mike Pompeo, el candidato del presidente electo para dirigir la agencia central de inteligencia estadounidense (CIA) llegó al Congreso en 2010 con el apoyo del movimiento ultraconservador del Tea Party, del que es miembro. 

Mike Flynn, como consejero de Seguridad Nacional. Entre las coincidencias entre él y Donald Trump se destacan tres: retórica islamófoba, afinidad con Rusia y rechazo visceral a Hillary Clinton.
Jeff Sessions, candidato a  Fiscal general, su nominación a un cargo de juez federal, en 1986, fue bloqueada por sus comentarios racistas.
Scott Pruitt,  quien estará al frente de Medioambiente, no cree en la contribución del hombre al cambio climático y que ha dedicado los últimos años a bloquear en los tribunales las regulaciones de Barack Obama para luchar contra el calentamiento global.
Steven Mnuchin,  un peso pesado de Wall Street como secretario del Tesoro, ha avanzado que, compensará rebaja de impuestos con disminución de subsidios para los ricos, con una reducción importante para la clase media, lo que cambiará la reforma financiera de Obama. 

Andrew Puzder , para la cartera de empleo, es un gran defensor de la desregulación laboral y crítico a la reforma del seguro médico.   El empresario fue un ferviente opositor al alza del salario mínimo hasta los 15 dólares a nivel federal como están haciendo algunos estados y ciudades del país. 

Wilbur Ross,  secretario de Comercio, tiene una larga carrera como inversor en activos en crisis que reestructura y vende, lo que le otorga la categoría de tiburón desde el punto de vista de alguno, o de reformador de empresas en crisis, desde el punto de vista de otros

Tom Price, propuesto como  Secretario de Sanidad para anular el legado de Obama, es opositor al aborto,  y ha propuesto alternativas concretas al llamado Obamacare: denuncia que interfiere con la habilidad de tomar decisiones médicas y propone mantener un sistema de ayudas fiscales para la compra de seguros. 
Betsy DeVos , defensora de la escuela privada, la elegida por el presidente electo Donald Trump para secretaria de Educación es una de las principales activistas para la implantación de un modelo que da total libertad a los padres para decidir dónde estudian sus niños. 
ap
Ben Carson, Opuesto a programas sociales, quedaría  a cargo de la política de vivienda. Se ha erigido en los últimos años en una celebridad del universo conservador con sus recetas en libros y eventos sobre la responsabilidad individual, con críticas a los subsidios a minorías raciales. 
EFE
McMahon, propuesta como directora de Administración de Pequeñas Empresas, y su marido son los fundadores de la empresa World Wrestling Entertainment (WWE), un exitoso negocio centrado en la organización y divulgación de programas de lucha libre a escala global. 
Con Rex Tillerson como Secretario de Estado, director gerente del gigante petrolero ExxonMobil, "los estadounidenses vuelven a tener un líder de clase mundial trabajando por ellos  y la encarnación del sueño norteamericano", señaló Trump en una nota oficial. Tillerson tendrá como prioridad la defensa "de los intereses estadounidenses" y ayudar a "revertir años de política externa equivocada que debilitaron la seguridad y la posición de Estados Unidos en el mundo".

La perspectiva queda muy bien dibujado por Ochoa (Ochoa, 2016): “Todo un coro de tenores con las botas bien puestas, todo un ejército de superhombres nada proclives a las delicadezas afeminadas de la diplomacia o a las teorías que incitan al hipismo de una  ecología nerviosa. Donald Trump ha nombrado un gabinete para revelar que ese pasado oscuro de la Casa Blanca en manos de un negro no fue real, no fue un progreso del tiempo, y que el sueño Americano que tuvieron las razas supremas del sur aplastadas por el funesto Lincoln, apenas empieza”.
Detengámonos en algunos aspectos relevantes para que entendamos la victoria de Trump por fuera de la superficialidad del desencanto de los perdedores relativos con el neoliberalismo:
Los votantes a favor de Trump son los menos abiertos a la inmigración, mientras que donde  Clinton ganó son los más abiertos y multiculturales. Trump tuvo mayoría en las zonas rurales de Estados Unidos con mayor población blanca y los más cerrados a la inmigración. Por género del electorado, se observa que la mayoría de los que apoyaron a Trump fueron hombres (53%)-quienes elevaron en 5% con relación a 2012-, la mayoría de mujeres apoyó a Clinton (54%). Los electores con diploma de High School y estudios de College pero sin graduarse, votaron en su mayoría por Trump, 51 y 52 % respectivamente, en cambio aquellos graduados de College y posgrado votaron en su mayoría por Clinton (49% y 58%).  Es decir, aquellos con mayor nivel de educación, votaron de manera evidente más por Clinton que por Trump. Esta diferencia tan abrupta no se registraba desde las elecciones de 1980 que dieron como ganador a Ronald Reagan. En el plano religioso, los evangélicos votaron masivamente por Trump (81%). Este es  otro factor que muestra que en Estados Unidos el nacionalismo y la religión tienen fuerte arraigo en el partido Republicano y que es un fenómeno de vieja data que se consolida.
En concreto, tal como plantea Ranciere: “Trump anuda dos formas discursivas que son normalmente antitéticas: por un lado se exhibe como un triunfador, un campeón, un hombre de negocios que representa a la América de los que ganan contra la América de los perdedores, y por otro apela a los excluidos, a los que han sido dejados de lado por la clase política. Con esto genera una confluencia muy rara entre la América triunfalista y la América de los que sufren. ¿Por qué sufren? ¿Sufren a causa de los mexicanos, de los latinos, de los inmigrantes? Trump ha sabido conjugar con mucha astucia las dos formas de la identidad americana” (Ranciere, 2016)

No fue la” economía, estúpido”, lo que ganó las elecciones . “No fue la voz dolorida de los sin voz”. No fue un grito de rabia contra la desigualdad o la globalización. No fue el clamor de los desposeídos. No fue una rebelión contra la élite.
“La victoria de Trump representó una rebelión contra la razón y la decencia. Fue el triunfo del racismo, o de la misoginia, o de la estupidez—o de las tres cosas a la vez. Fue la expresión del poco juicio y del pésimo gusto de 60 millones de estadounidenses, la enorme mayoría de ellos hombres y mujeres de piel blanca que poseen casas, coches, armas de fuego y comen más que los ciudadanos de cualquier otro país de la tierra. Se elimina la economía de la ecuación como motor principal de la victoria de Trump; se colocan lo que los diarios estadounidenses más delicados llaman “cuestiones culturales” en primer lugar. La paranoia racial que Trump agitó fue el factor diferencial” (Carlin, 2016).

PELIGROS E ILUSIÓN DEL NEOPROTECCIONISMO
Miremos algunos elementos que nos ayudan a vislumbrar mejor el panorama ilusorio del neoproteccionismo y del proyecto económico de Trump:
1.      El capital trasnacional no sólo busca salarios bajos, busca fuerza de trabajo dócil, disciplinada,  que es proporcionada por Estados sin democracia o con caricatura de ella, ese es el caso de los países del este asiático-que restringen o reprimen las reivindicaciones obreras-, grandes atractores de capital internacional hacia industrias de alta composición de fuerza de trabajo.
2.      El capitalismo desarrollado ha mutado hacia el sector servicios, de baja composición de fuerza de trabajo y altamente capacitada.
3.      Los mercados “nacionales” optaron por los bajos precios.
4.      El proteccionismo bloquea las exportaciones-al hacerlas más caras-. Si las industrias se pudieran recuperar, carecerían de mercados.
El proteccionismo tuvo su validez histórica en momentos en que se constituían los “Estados y la economías nacionales”-auténticas burguesías nacionalistas-. Hoy es un imaginario, como la existencia de los fantasmas. El encerramiento es una posibilidad, pero recuperar un “esplendor” industrial con el neoproteccionismo es un anacronismo de lunáticos como Trump o Le Pen y  otros caudillos europeos. El cambio tecnológico es desbordante en todos los campos:  Cirugía realizada por robots, computadores inteligentes, carros sin conductor, clonación genética, internet móvil de alta velocidad a granel, plataformas que derriban viejos modelos de negocios ( Uber, Airbnb),  y que con rapidez pueden  ser sustituidas por otras, son apenas algunos hitos de lo que está ocurriendo o está por venir.
En cuanto a la globalización: no hay nada que hacer: comercio, finanzas, flujo de información, redes sociales, cadenas de suministro, multinacionales,” cultura”, todo se ha vuelto  indetenible. Somos cada vez más interdependientes, y un resfriado en una economía se puede volver una gripa pandémica mundial.
El gran problema radica en que no nos adaptamos con facilidad  a la velocidad del cambio. Los políticos de la demagogia redentorista empiezan a pulular justamente, con imágenes nostálgicas: ¡La industria nacional! ¡Cuando éramos, casi todos, blancos!  Según Friedman (Gracias por llegar tarde, 2016), en 2020 el 65% de los puestos de trabajo requerirán de alguna formación terciaria. Ya, hoy, el 47% están amenazados de ser sustituidos por computadores inteligentes, no por los inmigrantes (Orduz, 2016).


La protección propuesta por Trump tendría, además, efectos perversos sobre la economía mundial:
1.      Produce inflación en EEUU y obliga a la FED a intervenir subiendo la tasa de interés.
2.      La inflación se transmite internacionalmente mediante devaluaciones  y tasas de interés alcistas. La revaluación del dólar le haría perder a EEUU mayor competitividad internacional; su balanza comercial se deterioraría cada vez más.
3.      La combinación de las anteriores conduciría a la recesión internacional.
Aunque es tranquilizador la declaración de la reunión de los países del Asia-Pacifico de evitar las devaluaciones competitivas. Quienes pierdan de vista esto, no entienden tampoco  que la excesiva volatilidad y los movimientos desordenados en los tipos de cambio pueden tener implicancias adversas para la economía y la estabilidad financiera.
Los neoproteccionistas no entienden que la economía moderna está basada en el conocimiento, hoy más que nunca, y que por muchas trabas que se le pongan a los libres mercados, la flexibilización, el intercambio sin fronteras en línea las derrumba.  La gran paradoja, para Marx, es que muchos obreros, su clase redentorista, perdedores relativos del mundo global, en vez de revolucionaria como lo pregonaba en El Discurso sobre el libre cambio, se le convierta ahora en la base reaccionaria con tal de que mueran los inmigrantes, los negros, los latinos y las mujeres, como propone Trump en EEUU. Quien quiera ganar en la competencia,  debe apuntarle al futuro con nuevos sectores productivos con base en la física, la biología y la informática. Los que añoran el pasado y quieren regresar a él vía la protección industrial, perecerán en el intento. ¿Por qué si Marx fue quien mejor entendió el mundo tecnológico, el desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo, y el poder expansivo del mercado mundial, los seguidores de lo que volvieron credo marxista, no han entendido el poder de la tecnología moderna?  La alternativa a las lacras sociales del capitalismo globalizado no está en el encerramiento-en el ultraconservador nacionalismo- que quieren recuperar ciertos líderes mundiales. La pregunta clave es: ¿qué puestos de trabajo pretende defender el proteccionismo, si la producción va a depender cada vez más de algoritmos y el trabajador manual es cada vez más inútil?  La producción dependerá en mayor medida de “humanos” supercalificados o de “superhumanos” con inteligencia, pero sin conciencia (Harari, 2016). Según Harari: “En el siglo XXI podemos asistir a una nueva clase de no trabajadores: personas carentes de ningún  valor económico, político o incluso artístico, que no contribuyen en nada a la prosperidad, al poder y a la gloria de la sociedad. Esta “clase inútil” no sólo estará desempleada: será inempleable” (ibid, p 357). Pero eso ya no es predicción, es lo que está ocurriendo, el desplazamiento de las labores manuales por robots o por producción según algoritmos. Pero si lo anterior fuera poco: “Decisiones tomadas por diseñadores de webs situados lejos del foco de atención del público suponen que hoy en día internet es una zona libre y sin ley que erosiona la soberanía del Estado, ignora las fronteras, deroga la privacidad y plantea el que quizá sea el más formidable riesgo global de seguridad” (ibid, p 407). La revolución digital ocurre mientras el régimen político y las instituciones han permanecido relativamente estáticos. Entre tanto internet genera profundos cambios culturales y económicos que apenas son registrados en las normas. "La automatización de las fábricas ha diezmado trabajos de manufactura tradicional, y la aparición de la inteligencia artificial puede propagar la destrucción del trabajo dentro de las clases medias" (Hawkin, 2016). Esa misma tecnología  acabará acelerando, según Hawking, la creciente desigualdad económica, ya que Internet y otras plataformas hacen posible que pequeños grupos de individuos reciban enormes ganancias, mientras se generan pocos empleos. (Hawking, 2016. Estamos en el momento más crítico de la historia de la humanidad. El Confidencial). "Vivimos en un mundo de creciente desigualdad financiera, donde muchas personas pueden ver desaparecer no solo su estatus social, sino la posibilidad de ganarse por completo la vida. No resulta extraño, por tanto, que se esté buscando un nuevo pacto, que es lo que Trump y el Brexit representan" (ibid).
Las consecuencias son las que ya conocemos: migración de los pobres  a las ciudades, a las barriadas, impulsados por la esperanza de una vida mejor. Cuando encuentren que el Estos emigrantes, a su vez, pondrán sobre la mesa nuevas demandas en forma de infraestructuras y soluciones económicas y las crisis menguarán siempre la tolerancia y alimentando aún más el nacionalismo político  (ibid ). Eso sí, los movimientos migratorios no parecen como solución: "Si las comunidades y las economías no pueden hacer frente a los actuales niveles de inmigración debemos hacer más para fomentar el desarrollo global, ya que es la única manera de persuadir a los millones de emigrantes para que busquen su futuro en casa"(ibid). “En las grandes democracias las decisiones están siendo tomadas por una pequeña elite económica. Su interés no es salvar a la especie. Su interés es la maximización de sus beneficios” (Chomsky, 2016)

Trump lo que puede hacer es acelerar un proteccionismo, hoy en vigencia, fiscal combinado con amenazas arancelarias: "Estados Unidos va a reducir claramente los impuestos y la reglamentación de las empresas, pero una empresa que abandona nuestro país por otro país, despide a sus empleados, construye una nueva fábrica o instalación en otro país, SE EQUIVOCA! si piensa que luego venderá sus productos en Estados Unidos sin ser castigada" y amenazó con instaurar una tasa de 35% sobre esas importaciones como arma disuasoria. Sus resultados positivos para los desfavorecidos por la globalización quedan por verse y presumimos que serán adversos. Y la retaliación internacional no tardará en propagarse con consecuencias negativas sobre el crecimiento global.

CONCLUSIÓN
La conclusión la dejamos en manos de un buen análisis de Barajas (2016): “Si el nuevo presidente de los Estados Unidos decide, a la hora de la verdad, tratar de hacer todo lo que ha anunciado, en contravía de una globalización que en principio le resulta mucho más favorable que a otros, no tardarán en hacerse presentes las contradicciones, porque mal se puede ser al tiempo vanguardia y símbolo de un modelo y desconocedor del mismo.
Y si los demás países significativos dentro de las discusiones políticas, económicas, estratégicas, ambientales, culturales y religiosas del mundo de hoy se aventuraran también, a la Trump, a sacar adelante por encima de todo el interés nacional en su acepción más elemental, no solamente vendrían confrontaciones perjudiciales de la armonía internacional sino que quedarían muchos cabos sueltos a la hora de afrontar problemas específicos. Porque el reloj de la historia dejó ya atrás la época en la que los Estados eran los actores principales a la hora de tomar una u otra dirección. El escenario de encuentro para la solución de problemas comunes, y aún para el cumplimiento de obligaciones en procura del bien del conjunto de la humanidad, se vería reducido. También se achicaría el espectro de acción de los organismos que configuran una institucionalidad internacional que, aunque imperfecta, es preferible al retorno a la ley del más fuerte, las alianzas perversas, y el abandono de esos propósitos comunes que deben seguir siendo la simiente y el fundamento de la paz”.
 




BBLIOGRAFÍA
Barajas S., Eduardo. El peligro del “great again. Elespectador.com.co, 13/12/2016
Carlin, John. Declaración de guerra a la estupidez.  El Factor Humano, 14/11/2016
Gómez, Diana. Las razones del triunfo de Doald Trump. El Mundo, 15/11/2016
Gutierrez, Ana. Entrevista a Slavoj Zizek, elpais.es, 15/11/2016
Harari, Yuval Noah. Homo Deus. Debate, 2016.
Hoyos, Andrés. La ola goda II. Elespectador.com.co, 7/12/2016
Kukso, Federico. Noam Chomsky: “En Estados Unidos la guerra civil aún no terminó”. Le Monde Diplomatic, 15/11/2016
Ochoa, Juan David. El gabinete de Trump. Elespectador.com.co, 10/12/2016
Orduz, Rafael. Globalización, tecnología y política. Elespectador.com.co, 13/12/2016
Trump personaje del año. Elpais.es, 7/12/2016
Ranciere, Jacques. La extrema derecha está volviendo  a ser exitosa en su evocación de símbolos identitarios. www.theclinic.cl
Spitaletta, Reinaldo. Trump, otro inquilino depredador. Elespectador.com.co, 21/11/2016
Reaño y Alvarez. Trump según la comunicación nazi. El Mundo, 17/11/2016
Stiglitz, Joseph. La Gran Brecha. Qué hacer con las sociedades desiguales. Taurus, 2015.